lunes, 7 de noviembre de 2011

Nicaragua, Nicaragüita

[AUDIO] Nicaragua, Nicaragüita de Carlos Mejía Godoy




Es la última semana de julio de 2011, tras casi un mes de planeación llego a Nicaragua para cubrir un evento del Fondo Monetario Internacional para El Economista, la reunión será por tres días en un hotel de Managua.

El viaje es largo y un poco tedioso. El autobús regional parte de San Salvador a las 3:00 de la mañana y está programado que llegue a Managua antes de las 2:00 de la tarde. El itinerario no se cumplirá y llegaré al destino con más de dos horas y media de desfase. Un accidente en la ruta, retrasos y revisiones en la frontera harán lenta la marcha.

En la ruta, varios de los pasajeros duermen o miran una de las películas que se exhiben en el viaje, más tarde, otros estarán molestos por el retraso y por el fallo del aire acondicionado.

Managua nos recibe con lluvia y mucho calor. Yo me alejo de los reclamos y trato de identificar el lugar de la capital en donde me encuentro.

Llevo conmigo mucha ilusión, no solo por la cobertura, sino porque por primera vez estaré más de un día en uno de los territorios más grandes de Centroamérica, uno que siempre me llamó la atención, pero no es solo eso. Ayer, justo antes de salir me dieron una noticia que me impactó y no sé como interpretarla, así que buena parte del tiempo -mientras veo por la ventana- pienso en ello.

Anoche dormí poco. Como ocurre con las asignaciones lejos de la capital, estoy ansioso. Este viaje es diferente por muchas razones. Antes de esta semana apenas estuve menos de 24 horas en Managua. Creo saber a qué país vengo, pero rápidamente descubro que no sé ni la mitad de la historia. Se abre un país interesante.

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Del lado hondureño del paso fronterizo La Fraternidad hay poco que hacer cuando el autobús se detiene. El edificio de la aduana tiene grabado el año 1945, afuera una cuadrilla de albañiles trabaja en mejoras de tuberías y no hay espacios para bajar y esperar el trámite, al menos si uno espera ver bancas.

La mayoría opta por quedarse frente al bus para protegerse del Sol. Hace calor. No hay comercios a la vista, pero llegan algunos vendedores ofreciendo bebidas, junto con ellos aparecieron los cambistas con grandes fajos de billetes y su ruidoso estribillo: "¡Compro, compro, compro!".

Supongo que si es así la aduana de Honduras del otro lado la suerte será peor. Me equivoco de nuevo.
Del lado nica lo primero que veo es un rótulo con la leyenda "Bienvenido a Nicaragua", la señal está averiada, golpeada por algún carro.

La aduana nicaragüense es un edificio circular amplio, hay más comercio alrededor, incluidos las casas donde hay tiendas libres de impuesto. Compro un vaso de café y se acercan varias mujeres con huacales llenos de rosquillas. El resto se mueve alrededor del edificio antes de la revisión del equipaje.

Sobre el edificio estatal ondea la bandera roja y negra del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), no será la única que veré sobre una oficina del gobierno ni en lo que resta para llegar a Managua.

Aquí hay campaña electoral y parece que esto es algo con lo que los nicaragüenses han convivido por meses. El rostro de Daniel Ortega, presidente de la República desde 2007 (su segundo período de mandato ya quedirigió al país entre 1985 y 1990), están impresos en varios carteles de la aduana.

"Poder ciudadano", "seguimos cambiando Nicaragua", "con todos y por el bien de todos" son parte de los mensajes de la -larga- campaña por la reelección de Ortega, un excomandante del FSLN que ya sin el verde olivo de los 80 se vende con una imagen reconciliadora, de blanco, cuello mao y con el mensaje de una ideología "cristiana, socialista, solidaria", con la que busca afianzarse en el poder.

Los tiempos han cambiado. Los carteles que promueven su campaña ("2 FSLN, vos ganás!") serían impensables durante la década de los 80.

Los afiches de la propaganda oficial incluyen a su esposa Rosario Murillo y a uno de sus más fuertes críticos en la era de la Guerra Fría: el Cardenal Miguel Obando.

De Murillo hay muchas historias, incluso la que le describe como la cogobernante debido al alto poder que mantiene sobre el Ejecutivo y que sobresale en el colorido estilo de la publicidad estatal, muy alejado de los cánones tradicionales y del cual sería la responsable directa.

Soles brillantes, tonos violetas y textos en fuertes amarillos serían su sello y se plasman en casi cualquier pieza publicitaria del Gobierno. Así que no es difícil creer en esas historias de un posible "cogobierno".

A falta de publicidad en diarios, radio o televisión, las imágenes se repiten en buena parta de los espacios públicos. Ya en Managua, las rotondas son lugares de privilegio para la propaganda oficial que aprovecha al máximo la exposición en los espacios públicos y que durante 2011 mantuvo encendidos a los árboles de Navidad.


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La historia nicaragüense es muy rica y cuatro días no son nada para descubrirla. Así que esta entrada no pretende en convertirse en una análisis sobre este país, sino que busca trasladar las impresiones de una breve estadía.

El centro histórico de la capital es interesante, pero todavía guarda cicatrices del gran terremoto de 1972.

La ciudad se levanta frente a uno de los grandes lagos. Muy cerca de la orilla están la catedral de Santiago, el Palacio Nacional y la Casa Presidencial, todos rodeando a la Plaza de la República.

La Plaza de la República es un lugar tranquilo el día de mi visita. Es sábado por la mañana y no falta quien nos guíe por el lugar.

Frente a los tres edificios está un parque que honra a dos héroes nacionales: Carlos Fonseca Amador y Rubén Darío.

Un guía se apresura a atendernos y comienza a contar en detalle la vida de Darío. El parque y un monumento alusivo están cargados de símbolos, los que el guía recita de memoria mientras se apoya en un texto el cual no ve, pero hojea mientras habla.

La historia de Darío es muy rica y es un orgulloso símbolo nicaragüense que recibe a los visitantes desde el mismo momento del ingreso al país.

En el edificio de Migración en La Fraternidad, llama la atención tres cuadros con personajes y momentos históricos del país: en el primero está Rubén Darío, en el segundo Augusto César Sandino y en la tercera una alegoría de la Batalla de San Jacinto. Hechos que también son relatados por el guía.

Tengo mucha suerte, el día es bueno conmigo y aunque hay calor, no es la habitual temperatura de Managua, una ciudad que tiene una nueva catedral que se conoce popularmente como el "cartón de huevo", dos imponentes lagos, una vida tranquila y aquella sensación de querer volver.

Quiero volver a Managua, quiero pasar un día en León y regresar a Granada. Sin duda hay mucho más que descubrir de esta gran nación centromericana como su basta región Caribe, su Corn Island y un colorido ramillete de tradiciones que aún viven en este país y que sorprenden, como los bailes para los santos en las iglesias católicas.













Gracias a @ThreeLittleBs y @missymartinez por su hospitalidad durante mi visita a Nicaragua. Este post está dedicado a ellas y a una hospitalidad que realmente lo deja a uno con ganas de volver. Un enorme abrazo para ambas y disculpas porque de verdad hay tanto que escribir de su país.

Más de Nicaragua en:
http://vianica.com/sp/atractivo/33/centro-historico-de-managua