domingo, 21 de noviembre de 2010

El Salvador del Mundo

No recuerdo cuando fue la primera vez que la vi, pero recuerdo bien la imagen de los periódicos y la televisión en 1986 cuando el terremoto la botó de su pedestal.

Ciertamente la ciudad ha cambiado mucho desde entonces, San Salvador se recuperó de ese terremoto y otras calamidades que vinieron después. La imagen está en su lugar, vigilando al oriente, llevando su vista primero por la Alameda Roosevelt, luego por la Rubén Darío, el bulevar del Ejército, Soyapango... hasta perderse en el punto donde sale el sol.


No creo que haya mucho que decir sobre la reinauguración de la Plaza El Salvador del Mundo, la imagen de este parque estuvo toda la semana en los diarios y se revelaron muchos detalles de la obra y se recordó parte de su historia. Hay muchos a quienes no les gusta el nuevo diseño.


Al margen de todo, esta plaza es un punto clave para la capital. Es el punto de referencia más conocido de San Salvador y el lugar de reunión para la mayoría de desfiles, protestas y marchas que recorren la capital, un imperdible en las postales del país que además se reproduce en gigantografías en los locales de una cadena de restaurantes de comida rápida.

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El viernes estuve en la reinauguración de la plaza. Llegué a las 5:30 de la tarde y me retiré casi a las 9:00 de la noche. En ese tiempo pude ver los rayos del sol cambiando del naranja al violeta a la derecha del monumento y bañando a la imagen que además es el patrono del país. Por primera vez en muchos años el sitio tuvo una actividad en su honor.

Llegué cuando solo estaba el personal de protocolo y los empleados de un hotel que todavía hacían pruebas de sonido y colocaban sillas para los invitados de honor.

En la intersección de Roosevelt y Araujo se estacionaban los carros de los canales de TV, otros hacían pruebas con las microondas y hablaban por radio con otros compañeros instalados en una de las torres del Centro Financiero Gigante. Del otro lado, los agentes del Cuerpo de Agentes Municipales bajaban de un carro y recibían instrucciones, en los cruces policías regulaban el tráfico de viernes, mientras todos los que pasaban por ahí, aunque sea de reojo, miraban a la plaza.

Poco a poco el público comenzó a llegar. En la plazuela de Monseñor Romero se concentró un grupo de críticos de la gestión del alcalde Quijano. Esto provocó la llegada de más policías y más agentes metropolitanos. Más tarde la seguridad fue reforzada con un contingente de agentes privados con el uniforme con el distintivo de uno de los centros comerciales.

A las 7:00 de la noche tanto el grupo de curiosos como el de protestantes había crecido. El alcalde Quijano daba declaraciones a los medios y las sillas de los invitados especiales se comenzaban a llenar.

El evento inició a las 7:30 de la noche con un protocolo riguroso. Mientras en el podio se daban discursos los protestantes del otro lado de la calle ya levantaban pancartas, querían hacerse escuchar y lo hicieron, se acompañaron de vuvuzelas (sí, los mismos artefactos de plástico que zumbaban en los partidos del mundial de Sudáfrica ahora están en San Salvador que ahora se venden a $1.00).

Fiel al estilo capitalino mientras la plaza se llenaba y el evento se desarrollaba el olfato de los vendedores no faltó. El desfile de personajes incluía a vendedores de agua; un pelotón de señoras con canastos vendiendo yuquitas, platano y otras frituras; otros personajes con sombreros luminosos, al mejor estilo navideño vendían luces, y una larga lista de pequeños artefactos luminosos. No había gritos ofreciendo mercancías pero si demanda.

Llegó público de todas las edades. Fue interesante ver a adultos mayores con bastón en mano viendo con nostalgia al monumento, niños preguntando si habría luces artificiales e incluso un grupo de jóvenes que revelaban con sus patinetas los planes para su nuevo parque.

Un espectáculo de luces artificiales marcó el cierre del acto de reinauguración de la plaza, la música de una orquesta era el fondo y ya no competía con nada. Las protestas callaron tras el final del discurso del alcalde. Una recepción alrededor de la nueva fuente fue el foco para los invitados especiales, mientras el público aprovechó para tomarse las primeras fotos frente al monumento, mientras otros se detenían solo para ver la nuevas placas del obelisco que sostiene a un globo terráqueo y se corona con la imagen de Jesús, la misma imagen de las postales que mantiene fija la vista al oriente. Esperando un nuevo amanecer.

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Minutos antes una señora me vio con mi cámara y mi carné de prensa. Se acercó para preguntar si sabía quien inauguraría la plaza. Estaba emocionada y un tanto apenada, estaba con su hija y la curiosidad le llevó a preguntar:

-"¿Usted es periodista?
Sí...
-"¿Sabe quien es el invitado?".
No, le respondí esta vez. ¿Invitado?, le dije con más dudas que respuestas.
-"Es que el alcalde dijo que traería al Buki o a Vicente Fernández. ¿Sabe si viene alguno?".
Que yo sepa no... solo escuché de un espectáculo de luces...
-¡Qué lástima! Él dijo que alguien le venía a cantar a El Salvador del Mundo...
No sé nada... le dije.
Tomó la mano de su hija y se acomodó de nuevo para ver el monumento y el protocolo de su reinauguración.













1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante ver la noticias desde otra perspectiva, vivencias de las actividades, es un punto que vale la pena destacar, pues se conoce la idiosincracia de nuestra gente y se resalta a la vez la información, me gusta el relato, felicidades José