Hace 8 días fue la revuelta de los policías en Ecuador. El 30 de septiembre este país fue el epicentro de las noticias. La revuelta policial y la caótica situación que vivió el presidente Rafael Correa en el Hospital de la Policía conmocionó al mundo por el riesgo de que esto se convirtiera en un nuevo golpe de Estado. Varias condenas y miles de paginas publicadas después la situación ha tendido a la normalidad.
Quito vivió momentos críticos por el enfrentamiento de policías y militares, pero los saqueos y la anarquía reinaron en Guayaquil, la capital económica del país.
Ahora, las calles lucen tranquilas. En la capital el trafico se acomoda al "pico y placa" (el plan para ordenar la correlación de vehículos) y miles de personas cruzan la ciudad en el Trolebús, el sistema de transporte masivo que serpentea por grandes avenidas y pequeñas calles de esta ciudad colonial. Los quiteños siguen con su vida.
La normalidad es relativa, mientras el engranaje económico sigue en marcha, en las calles se ve a pocos policías patrullando y las zonas aledañas al Palacio Carondolet (casa presidencial) sigue custodiada por militares.
Hoy, la TV local hizo un análisis de la situación. Según el gremio de periodistas de este país alrededor de 40 informadores fueron afectados por los enfrentamientos. Una periodista de Ecuavisa reconoce que mientras Correa estuvo atrapado en el hospital (rodeado de policías) ella tuvo que disfrazarse de enfermera para proteger su vida mientras realizaba la cobertura.
Correa estuvo atrapado por 11 horas en el establecimiento medico, rodeado por policías descontentos. Fue rescatado por un comando militar y en la operación se reporto un crudo enfrentamiento que dejo a casi una decena de fallecidos, marcas de bala en el vehículo del mandatario y pánico colectivo.
No ha sido fácil. Algunos medios recibieron amenazas mientras que otros como Teleamazonas fueron agredidos por simpatizantes del oficialismo, todo mientras otro grupo trataba de tomarse el canal estatal.
Mas militares
Hoy, la nota del día fue la ampliación del Estado de Excepción, un decreto ejecutivo que permite que el ejercito siga bajo el control de la seguridad publica, una situación que originalmente terminaría el lunes pero que se alargo hasta mañana viernes.
La decisión se acompaño de la toma control de la seguridad del ejercito en sitios clave como la Asamblea Legislativa. Sin embargo, su presencia en la ciudad es escasa.
El lunes, en el centro de Quito, tuve una experiencia importante. En mi segundo día en la ciudad presencie el cambio de la Guardia de Honor del Palacio de Carondelet. El evento se hace todos los lunes y prácticamente consiste en el relevo de las escoltas presidenciales.
Esta semana fue clave porque se reconfirmo públicamente el juramento de fidelidad de las Fuerzas Armadas al mando de Correa. El mismo presidente presenció el acto acompañado de su vicepresidente y buena parte de su gabinete. Mientras el acto militar se realizaba un grupo de simpatizantes lanzaba vivas para el jefe del Ejecutivo que respondió con toques en el pecho, pulgares levantados, gestos de abrazos y besos.
Correa no habló en esa jornada, pero la ceremonia fue simbólica en una ciudad en parte militarizada. Sin embargo, un elemento que han destacado algunos de los analistas entrevistados por la TV es que Correa fue "imprudente" en acudir al hospital de la Policía la mañana del 30 de septiembre, en medio de la polémica tras decisión del legislativo de recortar bonos para los agentes, una entidad que algunos sostienen esta controlada por el Ejecutivo.
Correa y el vicepresidente, Lenin Moreno. |
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