Recuerdo que era muy pequeño cuando leí sobre la línea imaginaria que separa al mundo en dos. Lo vi en un viejo almanaque que mi papá nos llevó. Las fotos en blanco y negro pintaban un monumento con un planeta encima. Se veía muy chico, pero para mi era un lugar lleno de misterio. Siempre pensé ¿qué se siente estar parado a la mitad del mundo?
Hace ocho días finalmente estuve en el sitio. En la línea imaginaria que parte al mundo en dos, los recuerdos de la primera lectura del lugar volvieron a mi mente y aquel sentimiento de nostalgia por los que ya no están se hizo sentir.
Mitad del Mundo. El complejo se levanta en una zona del país lleno de canteras, donde hace viento y el aire llega frío, corriendo desde los colosos andinos -como el Pichincha y el Cotopaxi- que dominan un paisaje lleno de contrastes, "donde se está más cerca del cielo y las estrellas brillan más intensamente".
En el corazón del mundo, también está el corazón de los Andes.
Mitad del Mundo no solo es una línea, es un museo que cuenta historias. El monumento es en realidad un edificio de cuatro niveles donde se describe el pasado de Ecuador, se habla sobre la expedición francesa que midió al planeta en 1736 y determinó el paso de la línea ecuatorial (latitud 0°0’0’’), que posee muestras valiosas como una colección de insectos de Ecuador y se describe una a una a las etnias que viven en el país. Es un referente del pasado y presente de una nación que esconde muchos tesoros. Es un lugar donde los turistas pueden poner un pie en el norte y otro en el sur... al mismo tiempo.
Ecuador no solo es una línea. Es un país donde el sol es intenso, donde el clima generoso permite que no se perciba el cambio estacional. La eterna primavera alimenta a una gran producción agrícola. El país de las rosas.
Su clima templado y la fertilidad de sus tierras sin duda influyeron para que los colonizadores españoles fundaran aquí algunas de las ciudades más bellas de latinoámérica. El Centro Histórico de San Francisco de Quito es impresionante. Fue el primer sitio del mundo declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad (en 1978) y sus estrechas calles guardan decenas de historias y ricos detalles en arquitectura.
Tuve el gusto de conocer Ecuador en octubre, de ver sus edificios impresionantes, de saborear varios de de sus platillos, de aprender a compartir en otra cultura, acompañado de personas muy especiales para mi, gente muy emprendedora. Puedo decir que quiero volver a ese país, ahora un pedacito de mi corazón está en ese lugar "donde se está más cerca del cielo y las estrellas brillan más intensamente".
Dedicado a Lorena y su cálida familia.
(Próximo post comidas en Quito)